martes, 7 de octubre de 2014

Motivos por las cuales SER Arquitecto

C
omo cualquier profesión, existen diversos motivos por el cual convertirse en un  arquitecto. Hay personas que han tenido el gusto desde infantes, en otros fue más tardío, quizás el gusto fue al ver obras ya realizadas y tales atraparon la atención del espectador o simplemente los padre impusieron el estudio en el sujeto; en fin, la lista se extendería y nunca se terminaría de exponer tantas razones.


Ayuda y enseñar a otros. El arquitecto puede diseñar y proyectar para un dueño único, pero esto es en cuestiones formales, en realidad, se debe de tomar en cuenta todo ser vivo alrededor y dentro del diseño. De esta manera se entiende que no solo delimita espacios para ciertas actividades, sino que se tiene una influencia de gran impacto hacia el desarrollo (vida) de los usuarios.

Gusto por el dibujo. El saber dibujar es parte fundamental del desarrollo estudiantil en esta profesión, no obstante la mayoría cae en la trampa ambigua del dibujo y creatividad; el dejarse llevar por factores tan vagos solo alejar al ente artístico que solía ser el arquitecto. Es evidente que en el presente, el “buen dibujo y la buena representación” son parte fundamental del desarrollo de un proyecto, pero cabe recordar que el dibujo es únicamente un medio por el cual se plasman las ideas; no es un fin para la arquitectura.



Dinero y estilo de vida. La mayoría de las personas prefieren esta profesión ya que se tiene la idea que podrán así generar una mayor cantidad de ingresos. El campo de la arquitectura es muy amplio y de diversas áreas que requieren de cierta especialización, que dependiendo de la actividad, nivel económico y de las “amistades” se reflejará en los ingresos adquiridos durante el trabajo. No obstante la vida de arquitecto es muy difícil, cada año se encuentra una gran cantidad de arquitectos egresados que buscan un puesto decente para poder sufragar los gastos que día a día se presentan, mientras por otra parte, una gran cantidad de “arquitectos” realmente no se desempeñan como tal, se está en algún campo de la arquitectura-construcción tales como:
  • ·         Construcción
  • ·         Dibujante
  • ·         Maquetista
  • ·         Perito
  • ·         Diseñador de interiores
  • ·         Bienes raíces
  • ·         Investigador, etc.

Fama. Con suerte y destreza se obtiene el nivel económico deseado; además de contar con talento excepcional ya que la mayoría de los arquitectos se hacen famosos al realizar trabajos que son reconocidos por su excelencia, trabajos que suelen ser innovadores. Aunque la fama pudiese ser la aspiración de todo profesionista, ésta suele tener dos caras, ya que para ser famoso no hace falta tener terminados innovadores, ni espectaculares edificaciones, la inmoralidad, inconciencia,  falta de ética y compromiso con la sociedad.

Fuente: Herrera, C. F. (2013).  Exceso de ego mata tu talento. Recuperado de http://momentosdeunarquitecto.com/tag/ego


Inmortalidad. La arquitectura es la única profesión en donde se permite crear algo que perdure y eventualmente llegue a ser inmortalizado en la historia. El hecho de dejar una huella por el paso de nuestra vida, sería la meta de todo ser humano; de ésta manera las futuras generaciones sabrán lo que sus antepasados hicieron y quienes fueron los participantes.


Fuente: coolhuntermx. (2012). Centro Roberto Garza Sada. Recuperado de http://coolhuntermx.com/centro-robertogs
La formación del arquitecto varía en muchos aspectos de acuerdo a cuestiones con el contexto local que se vive (históricas o prácticas), pero en su mayor parte está relacionado principalmente con la creatividad para resolver problemas. El arquitecto debe ser ante todo, una buena persona. Esto significa que debe ser responsable y  tener el deseo y la determinación de mejorar la situación del género humano y del medio ambiente.  Pero debe ser también una persona preparada, capacitada para realizar las tareas concretas que competen al arquitecto, como diseñar, construir, investigar, planificar, etc. Por lo tanto, la formación de este profesionista es compleja y cada una de las tareas para las que se debe estar preparado es necesario un conjunto de conocimientos y habilidades que requiere de teoría y mucha práctica:

  • ·   Diseñar, se requiere un profundo conocimiento por la antropometría del usuario entendido por la concepción del espacio, conocer los principios compositivos que lleva a una obra funcional y estética, además de estar al tanto de los últimos adelantos y aplicaciones de  sistemas constructivos  de los cuales también se requiere noción para el diseño estructural.
  • ·   Investigar, el arquitecto debe entender el proceso del desarrollo de la vida humana y el porqué de diferentes manifestaciones social; en conceptos simples se requiere el poder entender, observar, analizar, criticar, evaluar y exponer la problemática que se presenta.
  •       Planificar, implica saber conocer el todo y sus partes y la relación de las partes entre sí y con el todo.   Para esto, el arquitecto debe entender el lenguaje de los economistas, de los sociólogos, de los antropólogos y arqueólogos, de los ingenieros civiles, etc. 

Ver la arquitectura, entenderla y sentirla no es algo inmediato. Requiere un aprendizaje. Así como para escuchar música o para leer poesía no es suficiente una simple predisposición natural, para la arquitectura sucede exactamente lo mismo. Existe, tal vez, la falsa convicción de que, puesto que la arquitectura envuelve constantemente, se vive en ella y la percibimos tanto si le prestamos atención como si la experimentamos de un modo distraído, esta experiencia no necesita ningún tipo de preparación. También oímos toda suerte de ruidos y músicas que nos llegan desde cualquier parte. Pero con ello no accede a la sutileza de una cadencia o al juego temático de una sonata, ni se disfruta de ellos. Sólo oyendo atentamente y conociendo las intenciones y las diferencias se abre ante nosotros el amplio mundo de la creación musical, de sus distintas sensibilidades. En el caso de la arquitectura sucede exactamente lo mismo. 
Es ingenuo o grosero pensar que todo es evidente. Que no es necesario aprender porque nuestra experiencia inmediata ya nos da acceso a todas las posibles riquezas del espacio intencional que conforman la arquitectura. Todos estos valores no son fruto del azar ni del exclusivo ingenio del autor. Se inscriben en tradiciones duraderas, en reglas a veces no escritas pero que forman el entramado que sustenta una propuesta particular.


La formación del arquitecto debe llevarlo a utilizar el sentido común, a tener criterio,  debe lograr que  sepa cómo buscar una determinada información, debe propiciar que continuamente investigue y aprenda y  continúe formándose a  lo largo de toda su trayectoria profesional. “¿Cómo preparar a alguien para hacer lo que todavía no ha sido hecho?”Mansilla L. M. (2005).



Si el Arquitecto proyecta y construye para una sociedad en un momento histórico y un sitio determinado, y si la arquitectura resultante es para bien o para mal fiel testigo de los cambios de esa sociedad, ¿los planes de estudio no deberían 

también ajustarse a dichos cambios y 

renovarse constantemente?




Se los dejo a su consideración...









ATT. Elarqui

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